Carta de despedida a la anorexia

Me robaste la adolescencia

La anorexia es un Trastorno de la Conducta Alimentaria que afecta a un uno por ciento de la población, la mayoría chicas adolescentes como Elisa


Querida anorexia:

Hoy te escribo para despedirme de ti.

No sé muy bien cómo van a ser las siguientes palabras. Incluso me siento un poco extraña haciendo esto, y tengo que reconocer que algo se remueve dentro de mí al escribirte.

Me pregunto cuál fue el día en que permití que entraras en mi vida sin decirme cuales serían las consecuencias. Llegaste cuando tan solo era una niña y me deje hipnotizar por esa voz que prometía todo aquello que anhelaba. Llegaste de una manera discreta y poco a poco tu mano me iba agarrando con más fuerza, hasta que un día me sujetaste tan fuerte que no me podía escapar.

Me prometiste que me convertiría en esa chica delgada y feliz, que las lágrimas que caían cuando me miraba al espejo desaparecerían. Me prometiste tantas cosas que yo sin pensarlo y sin leer las letras pequeñas, firmé el contrato.

Me hacías pensar que mi valor se medía por el número que reflejaba la báscula, por la talla de mi pantalón, por las calorías que quemaba.

Me engañaste haciéndome pensar que llegaría a ser perfecta, que tendría el control sobre mi vida.

"Llegaste cuando tan solo era una niña y me deje hipnotizar por esa voz que prometía todo aquello que anhelaba"


Comenzaste a derrumbarme pieza por pieza. Te hiciste cargo de mi cuerpo y de mi mente. Llevaste mi autoestima a cero hasta el punto en que ya nada parecía importar y no sabía ni quién era ni en qué me había convertido. No me reconocía. Me hiciste ver el lado negativo de las cosas buenas que me pasaban, me convertiste en una víctima. Pero eras algo que necesitaba a mi lado cada día.

Todo en mi vida se convirtió en una pesadilla. Cada día estábamos más unidas, éramos uña y carne, tan unidas que hiciste que tus palabras tuviesen voz dentro de mí.

Tenías razón, cada día estaba más cerca de mis metas, pero cuando las conseguía, perseguía otras. No me conformaba con bajar X kilos.

Empezaron a aparecer los colores negros, no había tonalidad de grises, mi arcoíris desaparecía y mi sonrisa también. Si algún día intentaba engañarte no cumpliendo nuestro pacto, hacías que me dañase.

Me hacías pensar que todo el mundo estaba en contra de mí y que me mentían sobre mi aspecto físico. Me robaste la adolescencia y me mantuviste como esclava tuya. 

Aún sigo recordando tu voz, tus reglas y tus castigos. Me demandabas lo imposible aun cuando mi cuerpo estaba desnutrido.

Me diste una falsa sensación de seguridad y de control. Sentía que eras lo único a lo que me podía aferrar.

"Me robaste la adolescencia y me mantuviste como esclava tuya" 

 Fuiste como un golpe de estado que llega en un momento determinado y que prometía la vuelta a una vida de control, pero acabó siendo una dictadura.

Me hiciste creer que lo que hacía era normal y me engañaste diciéndome que me querría más si seguía bajando de peso. 

Empecé a preocupar a la gente, pero las personas cercanas a mí  seguían pensando que era cuestión de estrés por los estudios, que estaba agobiada por sacar buenas notas… pero no se planteaban que pudiese tener un problema de alimentación. Ni yo misma pensaba que tenía un problema.

Empecé a ingresar por infrapeso, las autolesiones cada vez iban a más y solo quería morirme. Había una parte dentro de mí, que sabía que me estabas matando pero me daba miedo soltarte de la mano. 


Hubo un  día que ya no pude más, que no aguantaba más tu voz, que mi corazón decía basta... y ahí decidí que iba a poner fin a mi vida, pero alguien de otro mundo, llámalo Dios, casualidad o como quieras...me dijo que no era el momento de irme, por lo que desperté en la UCI del hospital.

Empezaste a parecerme cada vez menos amable, y cada vez parecías más un dictador. Cogiste a Elisa y la hiciste alguien irreconocible.

Pero finalmente cuando estaba todo negro, conseguí reconocerte y la venda que tenía puesta en mis ojos acabo yéndose.

Descubrir que soy querida independientemente de mi peso o del cuerpo que tenga , querida independientemente de tener un TCA, querida aunque no sea la más lista, ni la más guapa… querida aunque fracase, eso es increíble. Ese es el amor perfecto, el incondicional. 

La esperanza empezó a convertirse en mi línea de vida. Ya no me avergüenzo de la batalla que estoy luchando contra ti, aunque tenga que estar en guardia para mantenerte lejos.

Escogiste darle la mano a la persona equivocada, creías que no iba a poder luchar, pero alguien ha puesto en mi vida a personas maravillosas que me han ayudado a dar ese impulso que necesitaba. Yo creo firmemente que cuando/donde hay vida, hay esperanza y créeme aún estoy muy viva.

Quiero decirte que ya he aprendido todo lo que tenía que aprender contigo, que la función por la que apareciste ha terminado y que es hora de marchar, y muy lejos.

Sinceramente, estoy aterrorizada de empezar una vida sin ti y pensar que ya no vas a estar a mi lado me asusta.

Lo creas o no, desearía no haberte conocido, pero a lo largo de este viaje me he ido conociendo más a mí misma. He aprendido que merezco una vida en la que no esté obligada a cumplir unas reglas ficticias.

Por mucho que muchas veces haya intentado descartar que no eres real y que no tienes un poder destructivo, no puedo.

Habrá momentos en que me sentiré agotada, perdida y angustiada, triste en ocasiones, pero esos problemas pasarán porque todos pasamos por ello y lo superamos.


A pesar de lo que me diste en el pasado, en este punto estoy híper preparada para dejarte marchar para comenzar un futuro en el que pueda disfrutar de la vida.

Así que, querida Ana, te estoy intercambiando por mi nueva amiga; el amor a mí misma.

Hasta nunca.

No te voy a echar ni un poquito de menos.


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